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El Jap! Informa La industria del videojuego en Latinoamérica atraviesa una fase de expansión sin precedentes con México y Colombia posicionándose como los motores principales de este crecimiento. Su evolución marca un cambio de paradigma y es que ya no son mercados consumidores, sino generadores de propiedad intelectual, empleo especializado y producción con proyección global.
México se consolida como el mayor mercado de jugadores de la región, con cerca de 69 millones de usuarios activos y un ecosistema donde el gaming móvil actúa como catalizador. Este proceso de maduración implica que México está adoptando un rol protagonista en el diseño de nuevos contenidos y en la generación de proyectos con identidad cultural reconocible en el ámbito internacional a través de la incorporación de mitologías locales y referencias culturales en los juegos refuerza la identidad nacional y proyecta su imaginario y estrategia de diplomacia pública cultural hacia el exterior.
Las previsiones apuntan a que el mercado mexicano podría duplicarse en los próximos años, impulsado por la adopción tecnológica y por una industria que comienza a articular narrativas propias y un sello creativo distintivo.
Colombia, pese a contar con un mercado más pequeño en volumen, está consolidándose como un referente gracias a su profesionalización acelerada y a las políticas públicas de apoyo al sector cultural. Los proyectos de gamificación se integran en ámbitos como la educación financiera, la participación juvenil o la formación profesional, ampliando el valor social de las dinámicas interactivas.
Su fortaleza reside en disciplinas como el arte 2D y 3D, la animación, el diseño narrativo y el desarrollo técnico, competencias que han llevado a muchos profesionales colombianos a colaborar con estudios internacionales y a exportar su capacidad creativa de forma sistemática.
La expansión del sector está generando un volumen significativo de empleo digital que abarca perfiles técnicos, artísticos y de producción. La demanda crece en programación especializada, arte 3D, diseño de experiencia de usuario, narrativa interactiva o pruebas de calidad. El auge del trabajo remoto ha facilitado que profesionales de ambos países trabajen para estudios globales manteniendo su residencia local, lo que favorece una economía circular donde los ingresos generados retornan al tejido económico nacional.
A pesar todos estos avances, persisten desafíos estructurales. La falta de financiación especializada, las dificultades para retener talento sénior, la infraestructura tecnológica desigual y la ausencia de marcos regulatorios adaptados frenan parte del potencial del desarrollo del sector. México debate la aplicación de un impuesto del 8% a los videojuegos violentos, mientras Colombia afronta reformas laborales y carece de una regulación específica para la industria. Expertos del sector coinciden en que es necesario avanzar hacia un marco legal y financiero competitivo que permita rivalizar con polos ya consolidados como Montreal (Canadá) o Tokio (Japón).
Así, México y Colombia han demostrado que Latinoamérica está preparada para competir en la creación de propiedad intelectual relevante a escala mundial. Tal y como apuntan los analistas, la próxima gran franquicia latinoamericana podría emerger de alguno de estos dos países, un indicio del potencial creativo que se está consolidando en el territorio.
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